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Un terrible castigo

Aquel día —oráculo del Señor Dios—
haré que el sol se ponga a mediodía
y que, a pleno sol, se oscurezca la tierra.
10 Convertiré en duelo las fiestas de ustedes,
en lamentaciones sus cánticos.
Haré que todos se vistan de sayal
y tengan que raparse la cabeza.
Será como llanto por el hijo único
con un final preñado de amargura.
11 Vendrán días —oráculo del Señor Dios—
en que enviaré el hambre a este país;
no será hambre de pan ni sed de agua,
sino de oír la palabra del Señor.

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